Mi mamá, Juana Victoria Castillo Hermoso (1907-1994), me contaba que su papá se llamaba Juan Andrés Castillo (1866 -1921), venido de las Islas Canarias, catire, alto, de ojos azules, y su mamá era Eufemia Hermoso (20/03/1876-27/10/1961), barloventeña, negra, culta, que sabía leer y escribir y tocaba el piano, hija del General Román Hermoso y cuya mamá se llamaba Remigia.
Eufemia y Juan Andrés se enamoraron y se casaron. Juan Andrés
tenía hermanos y hermanas, pero lo que se sabe es que, las hermanas eran tan
catiras, que en Los Teques les decían “Las carneras”. Cuando él se enamora de
Eufemia, que era negra, ellas están en desacuerdo y, según mi mamá, el día de
la boda, mientras ellos estaban en la iglesia, “Las carneras” se metieron por
el techo de la casa donde iba a vivir la pareja, y con un hacha rompieron todos
los muebles que Juan Andrés le había comprado a Eufemia. En esa época no había
luna de miel ni nada de eso, se casaban y se iban para su casa ya a convivir.
Esa es la historia.
Eufemia tuvo 18 embarazos con Juan Andrés, pero se le dieron
11 hijos nada más, que fueron: Heriberto ( -1940), Jacinto, Julio (
-1954), Pedro (1914-1970), Leonardo y Oscar (1906-1926), y las hembras fueron:
Piedad Emilia (07/04/1898) – 12/04/1990), Blanca, Isabel Teresa (-25/06/1970),
Juana (“La Nené”) y Miguelina (1910-1984).
A mi mamá le pusieron “La Nené” porque pensaron que era la última, pero después nació Miguelina. Juana era muy pegada con su papá.
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