Me preguntaron cómo fue la relación con mi mamá, o sea, la “Nené” Castillo. La “Nené” Castillo conoció a Manuel Antonio Herrera Muñoz, quien trabajaba en una tienda que vendía géneros, telas, en Caracas. Yo no sé si fue que hicieron una sucursal en Los Teques o ella lo conoció aquí en Caracas, lo cierto es que se casaron y se fueron a vivir a Tejerías, porque allí sí había una sucursal de la tienda.
Se casaron. En 1929 nació Renán, luego nació una niña llamada
Migdalia, que murió, luego en 1931 nació Eglantina, en 1934, Manolo y en 1936,
Blanca Elena. Yo, es otra historia porque, cuando mi mamá comienza a alquilar
habitaciones en Los Teques, ahí nací yo, pero esa es otra historia.
A raíz del nacimiento de Blanca Elena, la pareja tuvo una
gran problemática porque él se unió a una prostituta de Las Tejerías y la puso
a ella en camino y ella se fue para Los Teques.
Esa pareja tenía una situación de violencia, porque Manuel le
pegaba a Juana y Juana le devolvía los golpes. Además de eso, Manuel era un
depresivo. Según mi mamá, a veces pasaba hasta dos días encerrado en un cuarto
viendo para el techo y sin hablarle a nadie. También me contaba que cuando a
ella le avisaban que había una fiesta en Los Teques, él no la dejaba ir y le
pasaba llave a la casa para que ella no saliera, pero como ella era familia de
“Las Carneras”, se subía por el techo y se iba para su fiesta en Los Teques,
sabiendo que al regresar la esperaban unos golpes. Golpes que ella devolvía. Mi
mamá no se quedaba con los golpes; ella los contestaba. Y, como una anécdota
más, en la noche se reconciliaban los dos, se les olvidaban los carajazos que
se habían dado.
Mi mamá se va para Los Teques. No sé sabe qué pasó con
Manuel, si siguió con la mujer pero, una vez que mi mamá en 1948 se viene para
Caracas, porque Titina y Renán entraban al ciclo diversificado y el Liceo
Miranda no tenía sino hasta tercer año. Por eso mi mamá deja a Los Teques,
donde crió a los hijos haciendo arepas, empanadas, todo pues, lo que ella
hacía, las conservas, las jaleas, pero se viene a trabajar de obrera a Caracas
y ahí se mete a obrera, aprende a hacer dupletas, a hacer rifas, a hacer
trampa. Ella inyectaba a las prostitutas del Trocadero, porque nadie las quería
inyectar, pero ella no le paró a eso y con eso ella hacía una platica.
En la esquina de la Cochera, donde vivíamos, llegó un día un
abogado con los papeles de Manuel pidiéndole el divorcio y ella le dijo al
hombre que si se volvía a aparecer lo iba a matar porque ella tenía una pistola.
Por supuesto el hombre más nunca volvió.
De Manuel solamente se sabe que él nació un 18 de septiembre
y que además de eso tenía una hermana, llamada Mercedita, que mi mamá tenía una
foto, una mujer bellísima, muy parecida a mi hermana Eglantina, pero esa
muchacha se escapó con el novio y eso no lo perdonó Manuel. Mi mamá decía que
eso a lo mejor influyó en esa personalidad depresiva de él. Puede ser.
Lo cierto es que muchos años después, Blanca Elena ubica a
Manuel en El Silencio en una tienda, ya Blanca Elena estaba en Liceo Fermín
Toro, y ella allí le dice que ella va a estudiar medicina. Nos mudamos para Los
Chaguaramos y se pierde el rastro, que yo sepa. Lo único es que después un día, Blanca llegó
muy afectada a la casa, porque en una materia, no sé cuál, les dieron historias
de pacientes que habían fallecido para que las estudiaran y entre esas estaba
la historia de Manuel. Ahí es cuando Blanca se entera de que su papá murió y
murió de un problema renal.
Mi mamá nunca le quiso dar el divorcio a Manuel, por eso es
que yo tengo el apellido Herrera, porque yo nací sin haberse ellos divorciado.
Mi mamá me tuvo a mí de 33 años. A Blanca, sacando la cuenta, la debe haber
parido de 29, a Manolo de 27, a Titina de 24 y a Renán de 21. Mi mamá debe
haberse casado muy joven. Ella nació en 1907.
Esa es la historia de Manuel y de Juana, eso sí, mi mamá no
se quiso casar con mi papá porque le dijo a él que ella seguía amando a Manuel
y que además, no le iba a poner padrastro a sus hijos.
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